Las bendiciones de Dios

 Si bien estoy buscando escribir cada Lunes y Jueves, vaya que de una u otra manera el hacerlo no se concretó, pero, quiero hablarles sobre un tema que sin duda, para mi ha sido muy grato.

Día a día como jóvenes y más cuando tenemos una vida laboral, cada semana o en si, en cada oportunidad que se nos da un salario estamos muy agradecidos por el hecho de tener una cantidad de dinero para poder usarlo a nuestra manera. Alzamos nuestra vista al cielo y damos gracias a Dios por el trabajo que tenemos y porque terminó una semana más.

Por una parte solemos decir, esto lo usaré en tal cosa, o lo invertiré en esto, etc., pero pocos decimos 

¡Esto es para el Señor, Él me lo ha dado! 

Pero tranquilo, vamos a tomar otra pauta en la que quiero mostrarte como Dios obra por medio de cada cosa en nuestra vida...

Como parte de mi testimonio puedo decirte que Dios paga, y paga bien, porque dice su palabra:

Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Mateo 25:21

Dios nos ha dado muchas cosas, que aun nosotros creemos que son pequeñas, que vemos como insignificantes en nuestro día a día, solemos llegar a un extremo de decir que lo tenemos gracias a nosotros y a lo que somos, pero no es así, la misma vida le pertenece a nuestro Señor, y el hecho de levantarte y poder observar a tu familia, es una bendición.

Todo lo que emprendas, por mas mínimo, es parte de la obra de Dios, si estas igualmente aprendiendo un instrumento, un oficio, sin duda es para alabar su nombre, y si bien la biblia nos dice en Colosenses 3:23

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;

Que fácil es estar en mi trabajo, y seguir hablando mal de mis compañeros, de mi jefe, creer que el que puede todo soy yo y que nadie lo merece mas que yo, pero, trabajemos en esto:

Imagina que nuestro Dios es tu jefe en tu labor, a Él tienes que reportar tu diario trabajar, el como hablas, el como vistes... ¿No te gustaría darle lo mejor y recibir de el sus bendiciones? 

Ahora si, vengo al siguiente punto que podemos tocar, si Él, nos pone en un lugar, viendo nuestra fidelidad, nuestro actuar, con un buen trabajo y le fallamos, ¿Qué puede esperar cuando nos dé más de su bendición? ¿Complicado, no lo crees?

Volviendo al versículo inicial, no lo hablaba de una ofrenda o un diezmo a nuestro Dios, que si, como parte de ello, tenemos que ser fieles en ese punto, pero, quiero decirte que, más que agradecer ese salario que ganaste, ve a tu alrededor, todo lo que has aprendido, lo que sabes y lo que eres es gracias a sus bendiciones. Pudiera ser que, tomaste un curso que encontraste gratuito en Internet, un hermano te regaló algo que tu anhelabas y no fue necesaria una inversión, o mas allá, estas en un trabajo donde has aprendido algo, que no sabias, y aparte no te han corrido, estas allí y sin duda Dios te ha bendecido.

Sus bendiciones puedes verlas, abramos nuestros ojos, agradezcamos su fidelidad con nosotros, que aun y en nuestro caminar diario, como dice su palabra: sus misericordias son nuevas cada mañana. y sin duda ¡Que grandioso gozar de las bendiciones de Dios!

Dios conoce tu necesidad, tus anhelos, tus deseos, tus sueños, tus metas, cada uno de ellos como quieras llamarle, pero, te invito, a que cada día, por cada cosa que hagas, agradezcas a Él, si hoy no estas donde quieres estar, tranquilo, su palabra es fiel, y Él nos dará, pero, lo primordial es acercarnos a sus brazos, meditar en su palabra, platicar en oración, participar de sus obras con otros creyentes, ser administrador con lo que nos da.

Su amor por ti y sus bendiciones las tienes, ¡Cuan grandes cosas ha hecho Dios contigo! No te dejes menospreciar de los demás, eres y serás amado siempre por Él, tú tienes mucho con nuestro Señor. 

Y antes de terminar quiero dejarte un pasaje que, en lo personal ha sido de bendición a mi vida...

Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Salmos 37:4

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Quién lidera tu vida?

Queremos presentarnos

El temor de Jehová