El temor de Jehová

 Es algo que al leerlo nos da un cierto "miedo" al escuchar esa palabra, pero, para ello veamos un pequeño versículo que nos ayudará comprender lo que Dios dice:  El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco. Proverbios 8:13

Para uno como joven, todas las cosas parecieran fáciles o que no traerán consecuencias, o más allá, creamos un pensamiento de "pecar con cautela", ¡Que mente debemos tener para caer en ello! pero, Dios en su poder, su omnipresencia, sabe acerca de aquello que practicamos y no le agrada.

Si bien, en el libro de Eclesiastés, leemos en el ultimo capitulo acerca del consejo a la juventud, que dice: Acuérdate de tu Creador, en los días de tu juventud; Eclesiastés 12:1

Pero veamos, unos cuantos versículos atrás nos menciona: Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Eclesiastés 11:9

Como tal, buscamos entender esto a nuestro convenir, y tal como lo mencionábamos, la juventud es una de las etapas donde el vigor, la fuerza y la inteligencia se hace presente, pero pensemos en algo que hemos dejado de mencionar...

¿Qué piensas de un Dios vivo que pedirá cuentas de ti y como hemos ido a lo largo de nuestro caminar?
¡Caray! Imagina, que la disciplina de Dios no llegue hoy ni mañana, ni pasado pudiera ser, pero ¿Qué te hace pensar que cuando estés con tu familia, viajando, trabajando en lo que te apasiona, tome cuentas?

Nuestro Dios trabaja con nosotros, y quiere lo mejor para sus hijos, Hebreos 12:6 Porque Dios al que ama disciplina; por lo cual, el Señor tomará cuenta de cada uno de nuestras acciones.

Si bien escribía acerca de la sabiduría, Proverbios 1:7 nos ilustra El principio de la sabiduría, es el temor a Jehová. Seamos sabios, con la manera de discernir entre que esta bien y que esta mal ante los ojos de Jehová.

Si hemos pecado, vengamos al Él, doblemos nuestras rodillas y presentemos nuestros corazones, dejemos nuestras cargas y busquemos siempre su rostro. Teme a Dios como aquel padre que te ama, uno que esta a tu lado, que da vida, que desea lo mejor para ti... 

¡Dios te bendiga! 

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